Lucía, Diosa del Chroma Key, hoy te invoco.

De aguas tan azules, déjame beber antes de que se transformen.

Diosa de las ilusiones, de la sublimación de las imágenes, escucha mi plegaria.

Tendrás que creerme, mi piel es azul a pesar de que solo veas sus propiedades camaleónicas. Entre más luz hay, es más difícil ver mi azul propio. Entre más luz hay, en mi piel se reflejan otras cosas y me veo en la pérdida de mis dimensiones. Shaders.

Dime, ¿cómo puedo existir con el azul más profundo en la piel, cuando ese azul no puede resistirse a ser pantalla de otros videos?

Lucía, te pido vengas a mi auxilio y me desatures. Otórgame el poder para discernir entre las ganas de recibir atención y la necesidad de humectar mi piel con videos.

Diosa de los pigmentos videográficos, ven con tu tacto alquímico que puede descontextualizarlo todo, y ponme un interruptor, uno que prenda y apague el azul de mi piel y la pantalla en la que me he convertido.

No quiero que otrxs proyecten en mi. Sé que mi caso no es el peor. No quisiera imaginar la maldición que sufren quienes tienen, en vez de azul, la piel color green-screen, pues en su nombre ya llevan la pantalla.

¡Que sufrimiento un color pantalla!

Llevarlo encima bajo la excusa de que es el color menos común en “la naturaleza”. ¿Cuál naturaleza? Yo pertenezco a la naturaleza digital, y rindo culto a tu reino alpha, entonces reconozco con normalidad ese verde, o el rojo, o mi azul.

Lucía, en mis intentos de distraer a la humanidad de mi azul, he cometido un par de descuidos, en los que el azul ha descendido a otras materias. Ví, cómo lo volvieron polvo y lo mezclaron con aceites para volverlo líquido. En mi vida lo había visto tan opaco, lo ví pintado en paredes, en uñas y en garabatos. Sin embargo, el peor de mis descuidos fue dejarme engañar por un par de homenajes que se me hicieron: Esculturas cubiertas de azul. Hoy reconozco que fueron vacuo oropel al lado del don cromático, irrefinable, que me diste cuando nací. Te prometo que a pesar de los descuidos, la intagibilidad digital de mi azul está intacta. Eso te juro.

Nunca podrán tocarlo, ni nombrarlo, hiciste bien en volverlo pantalla, pues no hay mejor camuflaje ante los ojos contemporáneos. No obstante, es ese el problema que me lleva a dirigirme a tí hoy, pues estoy sufriendo de la vista. Ya no me puedo ver sin ver un video. Sin verme video. Me consumo en ser la superficie por la que sucede y pasa.

Te pido que me apagues un momento, y me permitas ser azul sin que me tomen como falta de señal. No sabes lo feliz que me haría tener tiempo para ser sólo azul. Me bañaría cuidadosamente, me quitaría la mugre y las manchas del tiempo, que tanto video no me deja ver. Brillaría como nunca.

Lucía, perdona mi osadía e intensidad, como verás, en esa última recae mi problema. Te ruego, atiende a mi llamado y libérame de esta condena. Por favor tócame Lucía, naciente de la primera luz del día, masajéame, suéltame de esos videos. Déjame regresar al ser solo azul.

Sera Azul